17 de Septiembre – El viaje a Kyoto
Tras
salir definitivamente de la zona de controles no sabíamos a donde ir,
teníamos que esperar al vuelo de Tonino y Lucho, el cual llegaría en
media hora o así, ya que como comente, el nuestro había sufrido un
retraso en París. Así que los dos nos fuimos a dar una vuelta por dentro
de Narita, allí es donde volvimos a coincidir con las japonesas que
estuvieron en los asientos de al lado nuestro, durante el viaje a Japón.
En
ese tiempo de espera pudimos probar las primeras bebidas curiosas para
nosotros que tenían las vending machine, y nos pusimos a esperar. Tras
pasar cerca de dos horas y ver como salía mucha gente de otros vuelos
que llegaron más tarde que el de ellos, estábamos bastante desesperados,
y a la vez mosqueados. A eso de las 11.00 (hora de Japón) Chuck fue a
preguntar a información, para preguntarle si era posible que todavía
hubiera alguien de ese vuelo dentro, en la zona de inmigración o la de
equipaje, a lo que la chica le respondió que eso era imposible. Tras
esta respuesta, lo teníamos claro, decidimos ir hasta Kyoto de una vez, y
ya veríamos que sucedería más adelante. Así es como bajamos buscando la
Keisei-Line, y más tarde la ventanilla de JPR, donde activamos nuestros
billetes tras unas cuantas complicaciones a la hora de entendernos,
reservamos asientos tanto para el NEX que nos llevaría a Tokyo, como
para el shinkansen Hikari que nos llevaría a Kyoto.
Una
vez llego el NEX vimos una de las cosas curiosas del viaje, como entran
al llegar el tren a limpiar los vagones cogiendo la basura que tiene la
gente en las manos, cosa que puede ser algo impensable aquí. Nosotros
no estábamos acostumbrados a la poca existencia de papeleras, y allí
para tirar la basura lo primero que debes encontrar es un combini o bien
una vending machine. El otro detalle que nos causo curiosidad es como
se cambiaron los asientos de sentido O_o. Tras ir cansándoos por el
viaje en avión, si le sumas la espera en Narita, este viaje se hizo aun
más pesado, y es que el aeropuerto queda bastante lejos de la ciudad, y
la cuestión es que parecía que el tren iba lento. Una vez llegamos a la
estación de Tokyo, que queda por la zona de Ginza nos movimos deprisa,
ya que el shinkansen salía con muy poco tiempo de diferencia, además que
éramos novatos en un lugar donde hay mucha gente, arrastrando unas
maletas pesadas y buscando una cosa que no sabemos por donde esta, menos
mal que al fin dimos con ella, justo a tiempo.
Habría
que comentar una anécdota que me sucedió, mientras íbamos buscando el
JR pregunte a una chica de la ventanilla, a las cuales debes enseñarle
las cartilla de JPR. El caso es que quería preguntarle que anden era el
que estaba situado nuestro tren y entonces mientras intentaba sacar el
billete ella vio uno en el suelo y lo cogio, el asunto es que ese
billete no era el mío, por esa extraña razón me toco viajar en un vagón
diferente al de Chuck en el trayecto de Tokyo a Kyoto. El problema no
solo era ese, estaba en un asiento que se ve que tenia otro dueño, unos
estudiantes americanos que venían con los profesores, un rollo que se
solventaba enseñando el billete que tenia, pero era algo curioso que
hubiera más de un dueño por asiento, total que yo ocupe ese lugar
durante todo el trayecto, y luego al salir me di cuenta que tenia otro
billete ¬_¬.
Interior shinkansen Hikari
El
viaje se me hizo muy largo, además no tuve la alegría de ver el Monte
Fuji, había una niebla muy espesa y ni tan si quiera su silueta se
apreciaba. El cuerpo estaba demasiado cansado y ya empezaba a pegar
cabezadas inoportunas, hasta el extremo de cuando te despiertas te
preguntas donde estas, en que estación, y es que claro como no íbamos
los dos en el mismo vagón, a saber donde acababa uno sin el otro, pero
gracias a un mapa de JR me encontré rápido :P. Otra de las cosas
curiosas que me llamo la atención el primer día es la reverencia que
hace el revisor tanto al entrar como al salir del vagón, aunque este no
sea observado por nadie.
Cuando
llegamos al final Kyoto no lo podíamos creer, era la primera vez que
estábamos bajo el sol en Japón, o bueno lo que podía quedar, ya que la
lluvia nos acompaño hasta la entrada del ryokan. Salimos por la salida
mala de la estación y tuvimos que dar una vuelta impresionante, con guía
en una mano y maleta en otra para encontrar el ryokan, el White House
Hotel. Al fin dimos con su paradero, en una calle estrecha, donde parece
que sea privada, estaba nuestro refugio, al cual cuando llegamos ya
empezamos descalzándonos. Tras entendernos nos dio una habitación, pero
cuando llegamos y abrimos nos sorprendió mucho que hubiera maletas
dentro, así que nos disponíamos a ir abajo para comentarle lo que pasaba
cuando apareció y tras pensárselo un poco saco las maletas de la
habitación y nos dejo allí. Nos acomodamos como pudimos, la habitación
no era como esperábamos, el lavabo una cápsula del todo, y allí
deberíamos vivir durante siete días, menos mal que solo deberíamos
visitarla para dormir, porque después de enterarnos que no había Wifi
aquello se volvió en un infierno. Entonces Chuck se puso a pasar las
fotos al portátil, y nos tumbamos en el suelo y nos quedamos sobaos
durante unas dos horas casi. Cuando nos despertamos serían sobre las
19.30 de la tarde.
Torre de Kyoto
La
lluvia parecía que estaba desistiendo, así que salimos a picar algo y a
buscar internet en algún sitio, así que como había un Starbucks cerca
de la Torre de Kyoto, la cual esta justo enfrente de la estación, nos
acercamos. Como no ponía ningún cartelito fuera ni en el interior dimos
por entendido que como en España si tienen, aquí también deberían tener.
Así que yo me tome un zumo de naranja y Chuk un té, donde nos atendió
una japonesa muy guapa y simpática. Las sospechas fueron erróneas, y no
tenían Wifi, así que nos quedamos un rato allí, dándole vueltas al coco,
ya que no podíamos comunicar a la familia que habíamos llegado bien, y
no sabíamos nada del paradero de Tonino. Mientras estábamos allí
rodeados de japoneses con sus móviles, o de parejas hablando tan solo
había dos occidentales, una chica y un chico. La chica se acerco a
nuestra mesa y nos pregunto si sabíamos ingles, a lo que le respondimos
que muy poco, y nos pregunto de donde éramos, y entonces empezó a hablar
el poco español que sabia. Nos contó que estaba buscando un sitio para
dormir, ella llevaba como un mes en Kyoto, pero ahora que había llegado
su hermano estaba buscando un lugar para alojarse, así que los
acompañamos al ryokan donde estábamos nosotros, el White House Hotel.
Esa noche el ryokan estaba completo, así que al día siguiente nos
veríamos por allí, así nos despedimos y nosotros volvimos en busca de un
lugar con Wifi.
Tras estar bastante tiempo dando vueltas, arrimándonos a los hoteles para chuparles la conexión, Chuck se cabreo y saco el portátil, caminando con el en la mano encontramos un sitio con suficiente recepción como para ver el blog, leer que Tonino había quedado tirado en París y notificar que habíamos llegado con vida xD. Un soplo de aire fresco a todo lo que nos estaba pasando, y mientras Chuck estaba con el portátil, unas japonesas le hicieron una foto. El sitio era la esquina justo de la calle del ryokan, encima de un palo donde estaba sentado, y allí vimos cuando entro un coche en la calle y Chuck se tuvo que mover para que pasara que tanto el conductor del taxi como la mujer que iba detrás hicieron al reverencia agradeciendo el gesto.
Tras
esto fuimos al Family Mart, un combini que estaba cerca del ryokan, y
allí compramos cosas tanto para cenar como para escribir las crónicas
(libreta y boli), luego volvimos a la habitación, y así acabo nuestro
primer día en territorio japonés.
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